El libro "Fuera de Tiempo: Musica y Activismo" de Jorge Tadeo (Venas Rotas Discos, 2021)  surgió de la vinculación entre los intereses vivenciales del autor y las aspiraciones de Venas Rotas a ser caja de resonancia de los discursos e inconformidades sociales que se expresan en muchas de los discos que se venden y que dan razón de ser de la tienda. Sobre ello fue que  Sofia  Jorge platicaron en la entrevista que a continuación se transcribe... 

Sofia: ¿De qué manera crees que influyó la pandemia y específicamente el encierro para escribir este libro?

 

Jorge: Influyó bastante porque desde lo que yo hago en mi vida diaria que es mucho de activismo comunitario, la pandemia me encerró por completo entonces no había mucho qué hacer, estaba en casa todo el tiempo y fueron saliendo, en un primer momento, textos de lo que pienso de algunos géneros musicales y cómo han influido mi quehacer diario. Luego empezaron a salir algunos textos que ya no tenían que ver con un género específico sino con momentos y algunas bandas que me han influido. Me di cuenta que esto se podía llevar más allá y platicar un poco de mi historia personal dentro de ciertos momentos de resistencia, no tanto local, sino global. Viniendo desde el movimiento altermundista que es el que me toca más joven hasta los últimos movimientos en los que pude participar activamente. Era una forma de ir sobrellevando el encierro pandémico haciendo este recuerdo de lo que me influye, no solo en lo que hago diario sino también dentro del activismo, de las charlas con los amigos, las pláticas con compañeros e ir armando todo este sentir mío.

La pandemia influyó mucho aunque el libro habría terminado saliendo, tal vez con una visión distinta pero estaría ahí porque para mí es importante recuperar esta memoria de lo que pasó no necesariamente desde un punto de vista académico o periodístico sino desde uno mucho más, dirían de la banda, de los que la vivimos o de los que la seguimos viviendo.

 

Mencionaste que se fueron juntando algunos escritos. Ya leyéndolo se siente un orden cronológico, hablas de los que serían jóvenes en la década de los ochenta y las inconformidades que tenían y cuando mencionas a artistas de décadas anteriores como Neil Young, Bob Dylan y Bruce Springsteen lo haces mencionando su influencia en las décadas posteriores.

¿Tu interés en las décadas sobre las que escribes es meramente porque son las que te tocó vivir de niño y adolescente o qué crees que pasó en los ochenta y noventa que quisiste escribir sobre ello?

 

Escribí sobre lo que viví y conozco. Obviamente el American Hardcore no me tocó vivirlo, soy más joven que este movimiento pero sí influyó en mi crecimiento, en mi adolescencia y en cómo comencé a meterme en el activismo, entonces a pesar de que el american hardcore no me tocó vivirlo en su momento sí es una música que me acompañó y que sigue estando ahí. Todas estas bandas como Minor Threat, Black Flag… Es un momento siguen siendo referente, un momento coyuntural de resistencia e inconformidad, principalmente en Estados Unidos e Inglaterra. Había una ideología política posicionándose que ha venido afectando década tras década, desde entonces hasta ahorita que sigue resistiendo el neoliberalismo como sistema de clases predominante.

Mucho de lo otro me ha acompañado en mi quehacer diario y lo he ido viviendo. Todos los movimientos como el grunge, el hip hop, influyeron mientras crecí.

Al final gente como Neil Young, Bob Dylan, Bruce (Springsteen) no solo son referentes musicales sino de un activismo político, esta gente tiene la capacidad de llegarle a millones de personas y lo utilizan para mandar un mensaje de justicia hacia los necesitados y actuar sobre eso.

Hace poco alguien me comentaba si en el libro incluía el rollo de la salsa y cómo ésta tuvo movimientos contestatarios, lo tuvieron pero no fueron parte de mi historia. De escribirlo habría perdido la sensación de estar diciendo lo que yo siento al respecto de la historia y terminaría siendo un ensayo más frío al respecto.

 

Al principio del libro dices que no es un libro periodístico, ni de historia sino escrito por una necesidad de contarte a tí mismo las cosas.

Lo de escribir dándose la libertad de ser subjetivo porque así es hablar de música. Cuando mencionas a Public Enemy y aseveras que son la mejor banda de rap, para mí eso es lo divertido de la música y de seguir a bandas. Tú mismo puedes interpretarte que una banda es mejor que otra ¿Cómo has podido escribir tu propia historia y “verdades”?

 

Es justo así, no existe música buena y música mala. Existe música que te gusta y otra que no. Música que te dice algo o no te dice nada y te vas quedando con la que sí te dice algo y te ayuda en ciertos momentos, a pasar una depresión, a pasarla bien, incluso a estar en una barricada feliz con tus compañeros resistiendo contra alguna injusticia. Eso es lo bueno de la música, la música en sí te permite todas estas libertades de que lo que tú sientas con ella con ella se convierte en tu realidad de ese momento y eso nadie te lo puede quitar.

Lo divertido es que ahorita puedo decir que Public Enemy es la mejor banda de rap que ha existido pero tal vez mañan me encuentro que el nuevo disco de Paris dice unas cuantas cosas más que el de public Enemy y digo que es el mejor MC que ha dado la historia, aunque también a veces te quedas con tus bandas favoritas y esas son inamovibles y les perdonas todo pero con otras sí puedes ir cambiando. Eso es lo divertido de la música, lo que hoy te puede decir mucho, tal vez mañana no.

El libro está escrito por ahí, a mí el tema de los historiadores y lo académico y el cómo debe de ser me parece una mentira porque todos escribimos desde la memoria emocional. Todos estamos escribiendo desde lo que sentimos.

No le puedes pedir a alguien que escriba de algo que no le gusta, aun si es un investigador del SNI, siempre lo hará desde lo que le gusta y con este gesto subjetivo de lo que a él le recuerda .

El periodismo es otro rollo, a veces se trata de informar y el libro no tiene esa intención sino la de compartir memorias y que otras personas conecten con lo que yo sentí.

 

Mencionas que te cuestionaron sobre porqué no incluiste otros géneros en el libro como la salsa y hablas sobre las revoluciones en el rock y te refieres al grunge como la última.

¿Qué música identificas tú dentro del rock?

Para mí como para muchos de mi generación, el rock tenía este sentido de libertad y de ser contestatario y antiautoritario. Yo lo sigo identificando con eso. Lamentablemente cada vez hay menos ese sentir libertario en el rock pero para mí era eso, el sentido de lucha y libertad y cómo mostrar la inconformidad.

Quizá hace ruido lo que voy a decir pero pienso que, sin negar que es parte de la resistencia, una música que te invita a bailar es difícil te incite también a enojarte contra las injusticias del sistema, necesitas esa rabia que a veces no te la da más que los tres acordes del punk o una buena sección rítmica del hip hop o estos géneros que están relacionados con la historia del rock desde sus inicios hasta la fecha.

Para mí el rock es eso, un sentido contestatario y antiautoritario, necesitamos estar enojados porque el mundo está muy jodido para no estarlo.

 

 

¿Asocias la inconformidad y la filosofía del Hazlo Tú Mismo con la juventud y la desesperanza del no futuro? ¿Qué relación encuentras entre la juventud y los movimientos sociales?

Cada vez hay menos y me parece que se ha ido perdiendo. Lo que menciono, desde esta revolución musical en los noventa, me parece que no ha habido una revolución tal cual, los motivos pueden discutirse pero hay cierta apatía y desengano. El rock nos invitaba a encabronarnos y ponernos en marcha. Iban de la mano la acción con la música que estábamos escuchando. Noto apatía de los jóvenes de estar haciendo cosas, no generalizo y hay jóvenes trabajando en comunidad y organizándose pero sus referentes musicales suelesn ser bandas viejas.

Muchos jóvenes que están haciendo cosas y trabajando en comunidad y organizándose, muchas veces sus referentes musicales terminan siendo bandas viejas. Es difícil que te encuentres a activistas jóvenes que estén escuchando Ed Sheeran en una barricada, aclaro que me gusta. Sí hay una relación aunque no lo parezca y una relación directa con el desengano y falta de coraje actual en la música, sobre todo en la música masiva, le hace falta este enojo e incluso la rebeldía sin causa que pudieran aparentar el rock, el punk, el rap.

Pensando en tu juventud y participación en movimientos sociales y su influencia en ti ¿Qué puedes contarnos del 94 y el levantamiento zapatista?

El 94 para mi generación fue un parteaguas a nivel global. Me parece que estábamos en este momento de nos saber qué estaba pasando y dónde insertar nuestras inconformidades. El levantamiento zapatista fue ese espacio que estábamos buscando y de ahí aparecieron muchas otras acciones que se fueron sumando. Para finales de ese siglo, años 98-99, los movimientos globales eran muy fuertes y pienso yo que fue el único momento donde podían confluir muchas ideas en un mismo espacio sabiendo que había un enemigo común, pareciera que eso permitió avances dentro de las luchas por la justicia global.

Ocurrió lo de Génova, la batalla de Seattle, fueron muchas acciones que nos daban esperanza, el 94 nos abrió el camino a muchas formas de actuar y pensar.

En el 94 dentro de la música se dio toda una globalización en el buen sentido. Muchos géneros, bandas de muchos lugares y mezclas de sonidos empezaron a confluir y enriquecieron la resistencia. Se podía escuchar a muchas bandas que en otro momento no se habían dado tan fuerte como en esa última década del siglo XX.

Siento muy presente en el libro cierta historia de la música contada a partir de los líderes de las bandas. Qué tan importante crees su aportación y qué piensas del otro lado, el de quien solo asistía a conciertos, o son aficionados. En el caso de los movimientos sociales, quien únicamente acude a una marcha. ¿Qué opinas de esa participación?

Me parece que el libro está escrito en dos partes, Activismo y Música, un poco por esto. Cuando menciono líderes de bandas o solistas, es porque esta gente ha sabido que son escuchados por ciertos motivos. Generalmente el tipo con el micrófono es quienes los demás escuchan, la música es este soundtrack de las ideas, estos líderes musicales que menciono es gente que de alguna u otra manera se mantienen ahí y que han sabido aprovechar el micrófono. Quienes estamos abajo escuchándolos podamos entenderlos y actuar sobre ello. En el tema del activismo intenté que quedara horizontal para decir que en los movimientos sociales y las luchas tienen que ser así, sin referente, tal vez hay uno musical o ideológico pero lo que importa es lo que se está empujando desde abajo.

Al final mencionar a Ian MacKaye de Minor Threat, Fugazi, etc, es porque aún sigue ahí diciéndole a mucha gente, incluso jóvenes actuales, que está bien no tomar, actuar en consecuencia de tus ideas y creer que lo que puedes aportar es importante y vale la pena que lo hagas.

El mismo caso de Jello Biafra, de decir “tengo algo importante qué decir”. Seguimos habiendo viejos y jóvenes escuchándolo. Podemos salir a la calle con una idea común sin un líder que nos diga qué hacer. Me parece que estos líderes o referentes de ideas, era importante mencionarlos y decir qué nos han enseñado o que hemos visto coincidencias entre lo que pensamos y lo que ellos dicen y gracias a eso sentirse, sobre todo cuando eres joven, con la seguridad de decirlo y pensar en que él también está loco, o que él también es vegetariano. Más que como líderes mencionarlos porque nos ayudan a ordenar nuestras ideas.

Como conclusión y a manera de predicción. ¿Qué piensas que pueda ir sucediendo con la música?

¿Crees que se convierta en veteranos haciendo Spoken Word como Henry Rollins o ahorita que mencionabas a Biafra…? ¿Crees que, por ejemplo para un joven de 18 años que se identifique con el vegetarianismo, las únicas referencias pueden estar en el pasado?

Pienso que estamos viviendo una escasez de música que nos lleve a ideas y éstas a acciones.

Te topas con Halsey, música relativamente nueva y que sus fans escuchan y tratan de actuar. Lo que sí me parece es que aunque ya no exista este andamiaje de censura que detenga la música, estamos pasando por un muy mal momento respecto a tener referentes que nos digan que está bien estar enojado, decir que lo que está pasando en el mundo no es justo y hay que cambiarlo.

Es extraño, por ejemplo, que ahora que se dieron los movimientos de Black Lives Matter en Estados Unidos, la música que empezó a sonar para hablar acerca de que las vidas de los afroamericanos importan, eran Public Enemy o Paris y Arrested Development que sacaron nuevo disco. Pocas bandas actuales empezaron a decirlo de la misma manera. Había muchos pero faltaba esa chispa de decir “¡está bien estar enojados!” y hace falta recuperarla.

Hay un texto que no salió en el libro, sobre los movimientos en Sudamérica, principalmente en Chile que me parece delicioso y a la vez triste que el referente de lo que estaba pasando en ese momento era el Baile de los que sobran, una canción de los ochenta que la gente en las calles cantaba. Me emocionaba mucho pero ¿dónde está el nuevo referente?

Esta parte me pone triste porque la música tiene que estar presente en las luchas y resistencias. No puedo pensar en una lucha por la justicia sin que tenga un soundtrack y me gustaría que el de las nuevas generaciones se viera aderezado por todo esto, por el enojo y la rabia, que no tuviera que ser Public Enemy quien tenga que decirnos que las vidas afro importan, no porque no deba, tienen que hacerlo hasta el cansancio, sino porque estaría bueno que un joven de veinte años saliera con la misma rabia.

Al final, espacios como Venas Rotas sirven para esto. Vienes y pláticas con otras generaciones. La idea es que la historia nos sirva para accionarnos en el presente para tener un mejor futuro, ese es el principal objetivo del libro. No es un libro que busque romantizar el pasado sino pensar cómo recuperar lo que teníamos y también crear un futuro. +