Aunque es natural que quienes fundaron el Alicia, o cualquier otro espacio, deseen genuinamente cerrar un capitulo vital para descansar o dedicarse a otra cosa, de concretarse el cierre del Alicia se trataría de un hecho tristemente relevante para las diversas corrientes culturales de la Ciudad.
El Alicia debiera ser considerado como patrimonio contemporáneo de la Ciudad. Muchas cosas no hubieran pasado si su infraestructura no sirviera como caja de resonancia de expresiones culturales alternativas. La Ciudad sería distinta.
Surgido al calor del levantamiento zapatista y por ello en un ambiente social de búsqueda de alternativas, desde sus inicios el Alicia conllevó significados de transformación de la realidad mediante el encuentro, la discusión, la autogestión, la cultura alternativa, la rebeldía y la Independencia que han impactado fuertemente en ya varias generaciones de comunidades de artistas y jóvenes cuya formación habría sido distinta de no existir espacios como este que, a diferencia de los establecimientos mercantiles convencionales, priorizan la creación libre y su divulgación por sobre la lógica de la máxima ganancia.
Reaccionar al anuncio mediante la celebración de la historia del Multiforo no es suficiente. Quizás, más bien, haya que seguir buscando las condiciones, tanto desde la autonomía como desde las exigencias a los Gobierno, para el mejoramiento de este tipo de espacios y sus infraestructuras. Hoy más que nunca son necesarios pues en contextos de violencia y precarización pueden jugar un papel de contención, creación y formación para muchas y muchos jóvenes.
Si bien la Ley de Espacios Independientes aprobada en 2020 retomó varias propuestas realizadas por los mismos espacios, lo cierto es que no logró salvar los escollos para evitar una tramitología exhaustiva y desgastante, y para que desarrollen formas de auto sustentabilidad como la venta de comida y bebidas, entre otras cuestiones. La Ley se encuentra archivada y sin reglamento por lo que este puede ser un buen momento para mejorarla o de plano para elaborar otra que incluso abra la posibilidad de que colectividades sociales con experiencia en culturas comunitarias den vida a espacios abandonados.
Los ímpetus creativos y las necesidades de expresión de la sociedad aseguran que, independientemente de lo que hagan los gobiernos, continuarán abriéndose espacios que den vida a una cultura ajena valores conservadores y mercantiles, que hagan valer la libertad y el libre ejercicio de las identidades, que se basen en la solidaridad y que pongan en cuestión las desigualdades y las injusticias del status quo. Ojalá que quienes han llegado al gobierno gracias a luchas sociales, que también pasaron por la cultura a contracorriente, actúen en consecuencia. Quizás de esa manera el Alicia logre continuar con su trabajo.
Las ciudades se configuran no solo a partir de las acciones de los Gobiernos si no a partir de las dinámicas creativas de sus habitantes. Ponerle trabas a esas dinámicas, no reconocer la especificidad de los espacios donde se expresan las culturas alternativas es pretender sociedades aburridas, tuteladas y autoritarias.
Como suelen decir los carteles del Alicia: ¿Nos organizamos?+