Venas Rotas Blog
26 de julio 2020
Matt Coplon: "El ciclismo y el punk me dieron el apoyo mutuo que necesitaba"
Entrevista de Javier Ibarra
Tras publicar "Una tragedia en trece acordes. Historias desde el moshpit" (Disponible en Venas Rotas), Javier Ibarra volvió a su terreuño regiomontano para emprender "La revancha de los nerds". Su fanzine dedicado a su pasión emocore, screamo y hardcore. Esta  fascinante entrevista al vocalista de Reversal of Man es un adelanto de ese material que ya es de culto. A partír de Agosto podrán encontrarlo en: https://revengeofthenerdsfanzine.wordpress.com/ 
El confinamiento me ha vuelto más ocioso. Gran parte de esta cuarentena la he pasado escuchando música que oía todo el día, a todo volumen, aproximadamente quince años atrás. Una de las bandas que más ha retumbado en mi habitación es Reversal of Man, originarios de Tampa, Florida. El quinteto tocó de 1995 al 2000. Participaron en un sinfín de compilaciones, hicieron seis splits, tres Ep’s y un sólo álbum de larga duración: This is medicine (Ebullition Records, 1999).

Su legado los posiciona como uno de los pilares más fuertes del screamo. Los había olvidado por un buen tiempo, pero mientras sus canciones me acompañaban una noche en la que buscaba fotografías de ellos en Instagram, descubrí que Matt Coplon, quien se encargaba de gritar, es un reconocido ciclista de BMX que, incluso, escribe y se autopublicó su libro Collapsing into the whatever. Al ver fotos de ROM, y por la pasión que me siguen transmitiendo, recordé porque a mis 16-17 años el hardcore caótico y emocional comenzó a apoderarse de mí.

Contacté a Matt, me facilitó su correo electrónico, le hice llegar unas dudas que he tenido de su ex banda a lo largo de todo este tiempo; igualmente le pregunté por algunas cosas de su escritura, el BMX y el resultado es lo siguiente.

  

¿Qué te atrapó primero, el hardcore o el BMX?

Matt Coplon: Creía que el BMX, pero en realidad fue la música. En 1990, por el skateboard descubrí a Operation Ivy, Minor Threat, Black Flag y Suicidal Tendencies. Sin embargo, dos años atrás, cuando mi hermano mayor me visitó de la universidad y traía Among the living de Anthrax, And justice for all de Metallica y Legend de Bob Marley & the Wailers, esos álbumes como su temática es política-social, me hicieron ver que la música podía tener un mensaje.
 
Hay una leyenda urbana de que Reversal of Man se formó en respuesta al movimiento neonazi de Tampa, Florida. Leí una entrevista donde decías que las bandas de tu Estado natal con las que convivías estaban muy unidas por la problemática racial.

Durante la década de 1990 los neonazis fueron un gran problema. Iban a los shows de punk y hardcore a expresar su ignorancia. A consecuencia de eso, porque el ambiente era violento y peligroso, muchas bandas que andaban de gira no acostumbraban tocar en ningún lugar de Florida. Lo mejor que pudimos hacer fue organizar tocadas en sitios seguros. Sin darnos cuenta, habitando nuestro microcosmos DIY, respondimos a esa problemática. Desafortunadamente, el racismo y los grupos neonazis no han desaparecido.
 
En los noventa, algunas agrupaciones hardcore de Florida eran importantes y llamativas. Palatka, Assück, Combatwoundedveteran y Reversal of Man hoy en día son de culto.

No creo tener una respuesta concreta a esto. Lo único que puedo decir, desde mi punto de vista, es que tal vez lo que les pasó a muchas chicas y chicos con ROM y las otras agrupaciones que mencionas, es lo mismo que me sucedió a mí cuando conseguí el LP de Downcast. El arte del álbum, sus letras y las fotos que había visto de ellos en fanzines, tocando ante una pequeña multitud en el interior de una casa me atrapó; conecté con eso.
 
La historia de cómo crearon su canción “Get the kid with the sideburns” es divertidísima. No me imagino a ustedes vestidos como Village People, los integrantes de Earth Crisis enojados, y agarrándose a golpes en medio de un show. Siempre he pensado que grupos como EC tenían la función de una secta en el hardcore. Sin embargo, Reversal of Man parecía ser un conjunto más sincero por los lugares donde tocaba y con la gente que se rodeaba. ¿El hardcore los hacía ser ustedes mismos?

Creo que sí. Nos divertimos mucho escribiendo “Get the kid with the sideburns”[1] después de lo que sucedió con Earth Crisis. Tocarla en vivo era lo mejor. John, Dan, Jeff y yo, menos Chris[2], estábamos metidos en la escena hardcore straight edge de principios de los noventa. Nos encantaba Victory Records y New Age Records. Éramos veganos y queríamos tocar como muchas bandas de ambos sellos discográficos. Pero cuando descubrimos Gern Blandsten Records, Dischord Records, Ebullition Records y Vermiform Records, nuestros sentimientos conectaron más con las agrupaciones de esos sellos, con su mensaje y estética. Tomamos conciencia política-social, y la llevamos a ROM. Lo principal para nosotros era nuestra amistad. Habíamos construido un submundo en Florida, que por mucho tiempo nos mantuvo juntos.
 
Gran parte de ser adolescente y divertirse con los amigos tocando en una banda es tener una crisis existencial. Eso también se reflejó en Reversal of Man.

Sí, mucho. Aunque sólo tocamos cinco años, nuestras ansiedades las convertimos en ruido. Revolution summer estaba dirigido a nuestras familias, a nuestra amistad y la unión que teníamos. This is medicine abordó diversos temas, pero la mayoría se referían a los traumas personales. Y, como al final del grupo teníamos alrededor de 20 años, comenzamos a preguntarnos qué pasaría con nuestras vidas después de ROM. Ese pensamiento estuvo presente en nuestras últimas cinco canciones incluidas en Electric youth crew, split que hicimos con Combatwoundedveteran. Sirvieron para hacerle un homenaje a T.S. Eliot y su poema The wasteland
[3]. Cuando tocábamos esas melodías era muy doloroso para mí. En esa época me la vivía enojado, y nuestro último año juntos, 2000, fue extremadamente difícil. Hoy estoy agradecido de haber tenido ese sentimiento, de haberlo experimentado con mis amigos.
 
 
[1] “La hicimos un sábado por la tarde en la casa de los padres de Jeff […] Fue una respuesta a All out war de Earth Crisis […] La historia de su letra es porque llegamos al show de EC vestidos como Village People. No les agradó y algunos de sus secuaces del sur de Florida nos buscaron. Eran un grupo de tipos rudos contra unos cuantos punks-nerds-flacos […] lo único que consiguieron fue mi peluca afro […] cuando EC comenzaría a tocar, pidieron que apagaran las luces del lugar. Mi amigo Charlie dijo algo […] Esas palabras no les gustó y provocaron un desmadre […] algunos comenzaban a agarrarse a golpes y en un momento, Karl de EC saltó encima de su mesa de mercancía, me vio y gritó: ‘GET THE KID WITH THE SIDEBURNS’. John Willey, nuestro baterista, se daba de golpes encima de la mesa con el guitarrista de ellos”, Matt Coplon contó esta anécdota a la revista Decibel. Sin embargo, también se dice que uno de los integrantes de ROM, durante el show de EC arrojó yogur al escenario, cosa que no les agradó. La pelea se dio por la postura militante de veganismo y straight edge que propagaba EC. La letra de “Get the kid with the sideburns” fue una parodia de “Firestorm”: “Street by Street / Block by block / You  hypocritical fucks / You and Tony Victory / Are nothing but corporate rock /  You stand and call us fags / Leave the show with money bags”.
[2] Christhoper Norris, solía hacer las portadas y el arte de sus grupos (Reversal of Man y Combatwoundedveteran). En la actualidad, con el nombre de Steak Mtn, es diseñador gráfico y ha trabajado para bandas como Against Me! También publicó una novela de horror llamada Hunchback ’88 (Permanent Sleep Press, 2018).
[3] Las cinco canciones de Reversal of Man son la estructura de The wasteland, la obra más conocida de T.S. Eliot: “Game of chess”, “Fire sermon”, “What the thunder said”, “Burial of The dead” y “Death by water”
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Una cosa que me encanta del hardcore noventero DIY, es que las divisiones entre subgéneros no estaban tan marcadas, lo importante creo que era la sinceridad y la conexión que había. Ustedes hicieron splits con Los Crudos, Enemy Soil, Holocron... ¿Cómo hacían el pacto para editar juntos su música?

Desde que estaba en segundo año de secundaria escribía cartas a personas que tenían fanzines o sellos DIY. Cuando comenzamos a tocar también hice mi fanzine, Pleed[1], que se convirtió en un sello. En mi primer año en la universidad, mi dormitorio era una oficina de correos. Estaba tan metido en eso que trabajé en el Servicio Postal para enviar y recibir material lo más rápido posible. Escribía diez cartas al día. Así conocí a Richard de Enemy Soil, igual que a Bubby de Holocron. Nuestra amistad por correspondencia hizo que los splits sucedieran. Las pequeñas escenas de hardcore conectaban con otras y se convertían en algo gigantesco. En cuanto al split con Los Crudos, se dio accidentalmente. La fábrica que prensaba los vinilos para Ebullition Records, en lugar de reimprimir su disco con Spitboy, incluyó a ROM. Honestamente nos emocionó el error. Esta historia me hace recordar que en 1996, cuando hicimos una gira por el medio oeste, Martín nos agregó en una tocada de Indianápolis. Días antes había hablado con él por teléfono, y me mencionó que acababa de obtener una copia de nuestro primer 7 pulgadas. No podía creerlo, fue un honor para mí. Igualmente, ese año ocurrió uno de los mejores shows a los que asistí en mi juventud. Ver a Los Crudos, In/Humanity y Tired en la sala de un hogar de Gainesville, Florida fue increíble.
 
¿Por qué se
desintegró Reversal of Man?

Gran parte de la ansiedad que teníamos, era porque salíamos mucho de tour. Los veranos de 1999 y 2000 estuvimos tocando por aproximadamente tres meses. La música y ROM servían como terapia, pero para mí también comenzó a serlo la bicicleta. Fue difícil equilibrar ambas cosas. También mi abuela estaba enferma y vivía con ella. Estábamos muy unidos y procuraba cuidarla. Al final elegí quedarme en casa con ella y practicar formalmente el BMX. ROM terminó el 31 de julio 2000. Mi abuela falleció casi exactamente un año después. Hoy lamentó mucho la separación de la banda.
 
Tus otras pasiones son leer y escribir. ¿Desde cuándo escribes?

Justo le contaba esta mañana a un amigo sobre un incidente que me ocurrió en 1997, mientras conducía a mi casa desde la escuela. Desde ese día he estado escribiendo. Algo hizo clic, por lo que me propuse a mí mismo que leería diariamente una hora. La misma lectura ocasionó que me cambiara de Ciencias Ambientales a Literatura Inglesa. Y debido a una clase optativa donde escribíamos poesía, más lo que hacía mandando cartas y componiendo letras para ROM, me gustó sentarme en mi escritorio a teclear mis cosas. Leer te incita a escribir, y escribir te lleva a más lecturas. Mi escritura podría decir que ha sido autodidacta.
 
¿Qué cosas lees?

Me gusta la no ficción. Lo más reciente que he leído es How to be an anti-racist de Ibram X Kendi, Oh, Florida de Craig Pittman, Poisoner in chief de Stephen Kinzer, The lemon tree de Sandy Tolan y Sapiens de Yuval Noah Harari.
 
Publicaste Collapsing into the whatever en 2014. El proyecto inició siendo un blog, pero con el tiempo se convirtió en un manuscrito que acumuló cuarenta y cinco historias. ¿Qué cosas se pueden encontrar en tu libro?

El blog inició en 2012. Se llamaba The boredom diaries. Mi objetivo era desafiarme a mí mismo, publicando un texto corto de no ficción cada dos semanas, durante un par de años. Soy muy obsesivo con los plazos, y sentándome a escribir fui más estricto. La recompensa fue publicar todo lo del blog, pero con el título Collapsing into the whatever. Salió a través de mi propio sello. En el libro hay historias de giras con ROM, otras de cómo crecí en Tampa. También hay anécdotas sobre la escena punk-hardcore de Florida. Realmente me puse muy feliz por haber logrado escribir tantas páginas. No estoy seguro de lograrlo otra vez. Mi más grande admiración para los escritores profesionales. Es un esfuerzo muy doloroso.
 
Haz dicho que pedaleas tu bicicleta para tener ideas y poder escribir. ¿Planeas publicar otros libros?

Me encantaría darle seguimiento a mi escritura. Aparte de Collapsing into the whatever, publiqué Let me tell you about the time, gracias a un grupo de amigos del BMX. Entre todos reunimos historias basadas en nuestro deporte que nos cambió la vida. Fue sorprendente recibir muchas colaboraciones. Espero hacer otro ejemplar similar y que se titule Again, let me tell you about the time. Aparte de eso, el año pasado, junto a mi amigo y  también ciclista Steve Crandall, edité una colección narrativa de viajes que se llamó Bound for nowhere. Tiene dos portadas: una parte es de él y la otra mía. La última historia es una versión individual de un viaje que hicimos juntos en 2018 a California.
 
También leí que Jason Hamacher, tu amigo y baterista de Combatwoundedveteran te motivó a escribir Collapsing into the whatever.


Sí, mi amigo Jason Hamacher
[2], me ayudó mucho. No sé qué podría decir para darle el crédito que se merece. Él ahora vive en Washington, D.C. Es una de las personas más interesantes que conozco por todo lo que hace. Mi esposa y yo lo visitamos en 2012. Pasamos tres días juntos, y aunque he escuchado sus historias desde 1998, sus más recientes vivencias me motivaron aún más para ponerme a escribir. Él es una enciclopedia de los viajes. Todas las cosas que ha hecho en el arte como en el hardcore son inspiradoras. En Collapsing into the whatever tengo un texto que se titula What the desert brings, que es la respuesta a lo que un día me contó Jason, sobre un viaje que hizo a Nevada. Lo que hice fue hacer exactamente lo que mi amigo me relató. Quizá él es la clave para que me ponga a escribir. Quizá otro viaje a su casa debería suceder.
 
En el BMX eres un ciclista veterano. ¿En qué momento decidiste convertirte en profesional?

En 2001. Había decidido hacer mi posgrado, pero las cosas no salieron bien. En ese tiempo ya trabajaba en un skatepark y surgió la oferta de mi patrocinador, Profile Racing. Con ellos desde un principio hice de todo un poco: trabajé en la construcción o empacando piezas. Pero seis meses después me convertí en el manager del equipo, comencé a salir con los chicos en nuestras bicicletas y así han sido los últimos veinte años de mi vida. Ser el manager me ha permitido congeniar con ciclistas que piensan igual que uno. El BMX ocupó el vacío que sentía cuando Reversal of Man terminó. Fue un cambio interesante en mi vida. Nunca pensé que llegaría a suceder.
 
Por último. Tienes una frase que me gustó mucho: “El punk me dio una visión de la vida tan equitativa como el BMX”.

En ambos lugares encontré la verdadera amistad, la inclusión, la motivación mutua y el apoyo que necesitaba. Las dos subculturas son importantes y crean lazos de unión. He aprendido muchas cosas, y también he descubierto que tienen similitudes. Hoy no sé qué sería de mi vida sin el punk y el BMX.
+
 
[1] Bajo ese nombre se editó el split de Reversal of Man con Cease en 1995. Otro de Bullyrag con Nineteenhundredandtwelve en 1998. Y, en 1999, The Carlos compilation, con bandas como Letters to the Lord Himself, Versailles, Serotonin y Omega Man.
[2] Aparte de ser baterista de Combatwoundedveteran, tocó en Frodus, Decahedron, Battery, Good Clean Fun, Regents… En la actualidad es fotógrafo y documentalista. Dirige Lost Origin Productions. Ha ganado premios internacionales con sus películas, ha publicado libros de fotos, y su trabajo ha sido expuesto en museos; también ha colaborado para diversos medios de comunicación.

Javier Ibarra presentando su libro en el spot de Venas Rotas Discos

Chilango de nacimiento. Escribe y hace periodismo cultural de forma autodidacta. Colabora en distintos medios del país. Su adolescencia la vivió en Santa Catarina, Nuevo León, donde tocó la batería en bandas ligadas al hardcore como Zarathustra Has Been Killed in the 70’s, Mocho Cota y Friends & Enemies. Editó el fanzine Punkroutine con algunos de sus amigos. Forma parte de los autores (Fábrica de Monstruos) de Producciones El Salario del Miedo, editorial especializada en periodismo narrativo, gonzo. Por casi tres años fue bicimensajero de TIG, donde recolectaba y entregaba documentos, ramos de flores y hasta sangre. Su primer libro se titula Una tragedia en tres acordes. Historias desde el moshpit (Producciones El Salario del Miedo/CONARTE, 2019). https://cepheacephea.tumblr.com

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