Venas Rotas Blog Zine
18 de junio de 2020
Mark Lanegan: Canciones convertidas en tristezas. 
 
Texto: Jorge Tadeo
Fotos de Daniel Galindo


Las dos tendencias en las que suelen caer los artistas, especialmente los músicos, son o a mantenerse en su zona de confort, sin experimentar con ningún nuevo sonido o estilo, en mantenerse sin evolucionar. Una vez que encuentran su formula para componer pocas veces la cambian o incluyen algo nuevo. Cuando lo hacen, lo presentan como un proyecto alterno, donde no mezclan, solo usan una nueva fórmula. Esto sucede no solo con los músicos que tienen un éxito relativo, lo vemos en cualquiera que tenga un tiempo tocando. La segunda es cuando se atreven ir mas allá, experimentan con sonidos, instrumentos, estilos, yendo más allá de su zona. Pocos son los que logran una mezcla interesante, creativa, original. Aquellos que lo logran son por muchos músicos con una capacidad e imaginación superior.

Para Mark Lanegan la segunda tendencia es la que se ha convertido en la norma a la hora de componer a lo largo de toda su trayectoria como solista. Su relación con la música electrónica le ha dado a su estilo “grungie” mayor profundidad a la par que se convierte en la mezcla perfecta para transmitir ese pesar, esa tristeza que lo acompañan desde sus tiempos como vocalista de los Screaming Trees, misma que a la fecha no lo ha abandonado.

Con Straigh Songs of Sorrow ha logrado ir más allá, tal como el mismo lo ha declarado, este disco es un regalo para si mismo, y a la vez para todas nosotras que comparte como el acompañamiento ideal para leer su biografía Sing Backward and Weep. En el hace un recorrido por todos los elementos que lo han acompañado en su trayectoria. Ideal para entender las palabras de su libro. Es posible que este sea su grabación más experimental a la fecha, pero también la más completa. La que mejor representa el momento en el que se encuentra.

 

Son catorce canciones donde se plasman todas las influencias de Mark y de las cuales hemos ido escuchando pinceladas en otros momentos. Desde Whiskey for the Holy Ghost hasta Somebody Knocking nos estaban preparando para esto. Guitarras acústicas, sintetizadores, rasgueos grunges, baterías simples, rítmicas, aderezando la inconfundible voz de Lanegan, que de cierta forma nos recuerda a sus primeros trabajos.

Pocas veces escucho un disco en orden, lo pongo en mi reproductor de forma aleatoria y lo dejo correr. En la primera escucha inicio con Nigth Fligth to Kabul que me recuerda a los Screaming Trees, especialmente las guitarras y la voz de Mark. Después me aparece This Game of Love cantada a dúo con Shelley Brien, que muestra lo mucho que disfruta de cantar al lado de poderosas voces femeninas, y es que sus discos con Isobel Campbell son inolvidables.


En el recorrido de cada canción se siente la tristeza, el pesar que Lanegan quería dejar muy claro. Son como la esencia misma del disco, lo cual lo logra a la perfección con Ballad of a Dying Never. Aquí el dolor entre directo por cada poro de la piel.

Para Mark este es su tercer disco favorito de todos los que ha grabado. Lo pone debajo de Field Songs y Blues Funeral. No puedo hacer más que estar de acuerdo con el. Aunque en este momento podría ponerlo por encima de los dos.
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PD: ¿Mencione el combo de invitados de lujo que tiene? Warren Ellis, Greg Dulli, John Paul Jones…un lujo que pocos se pueden dar.



 
Mark Lanegan en Plaza Condesa, CDMX. 5/09/18
 

 
Jorge Tadeo es académico, ensayista, activista y panadero. Actualmente prepara su libro: Fuera de tiempo. Música y activismo. Recomendamos leer: https://venasrotasdiscos.net/pandemiascolapsosytotalitarismos
Daniel Galindo es fotógrafo aferrado de la escena punk y musical de la CDMX. Autor del Zine: "Amén". Intagram: https://www.instagram.com/danielgalindoe/ *foto de Creepy in Wonderland.