3 de octubre de 2021
 

En su tiempo, muchos le negamos contenido a esa rebelión llamada grunge. Mientras algunos argumentaban que llegaba para salvar al mainstream nosotros andábamos preocupados por el post y el art punk, por la gira Gotham de Bauhaus o el industrial de London After Midnight, seguramente había quienes lo hicieron por el New York Hard Core y otras expresiones del under, no nos dimos cuenta que en la periferia del imperio un grupo de perdedores gritaban rabiosos sin más pretensión que  reivindicar esa derrota. De ello habla  Jorge Tadeo en este su regreso a nuestro Blog Zine.

Nunca fue para ustedes.
Una historia del grunge
Jorge Tadeo*

Like Muhammad, hits the truth
Oh, can't escape from the common rule
If you hate something, don't you do it too”

Not for you, Pearl Jam

 

En los primeros años de la década de los noventa, la decadencia del Glam Metal comenzaba a hacer estragos en la industria de la música. Ya no era aquel negocio tan redituable, como lo fue a mediados de los ochenta, así que los “cazadores de talentos” de los grandes sellos discográficos estaban al acecho de donde encontrar el nuevo fenómeno, la nueva franquicia a explotar. Ya lo habían intentado con algunas bandas como Pixies, Sonic Youth, R.E.M. sin los resultados esperados, hasta que en la ciudad de Seattle apareció un grupo que reunía todas las características para representar masivamente a toda una generación de hijos bastardos de la Generación X, así que fueron tras ellos, encontrándose con que había todo un movimiento en aquella ciudad que sobrevivía al lado izquierdo del dial. Era el momento para fabricar alrededor, todo un movimiento mucho más dócil pero que mantuviera la rebeldía que existía en ese momento. Es decir que se dejo fuera todo aquello que de entrada no podía vender, más allá de la representación que grupos como the Melvins tenia dentro de la ciudad. La máquina se había puesto en marcha.

Nirvana fue la mecha que ocasiono todo el fuego mediático que llevo a Seattle a convertirse en la sede de la nueva revolución musical. Aun recuerdo haber visto en MTV el video de “Smell like Teen Spirit” y sentir esa fuerza, esa desesperanza. Era fácil identificarte con el sentimiento de abandono que reflejaba la canción, la ira en la forma de cantar de Kurt Cobain. Incluso si no entendías la letra era más allá. Ese mismo sentimiento causaba R.E.M. que si bien tenían más de diez años tocando, fue gracias a esta revolución y el Out of Time, un disco que encajaba a la perfección en ella que su popularidad llego a ponerlos en la mira, tanto que a treinta años de todo esto, son posiblemente uno de los grupos más respetados. “Losing my Religion” transmitía el mismo sentimiento que la canción de Nirvana.

El mainstream vendía a Nirvana o específicamente a Kurt Cobain como el vocero de toda una generación deprimida, sin esperanza, con resaca de lo que la Generación X había hecho en los ochenta, que solo tenia un fracaso tras otro. Para mí, el momento que me dio sentido de pertenencia fue cuando vi el video de “Jeremy” de Pearl Jam. Me impacto mucho más que el slam catatónico de “Smell like Teen Spirit”. Era mucho más cercano a mi sentir. La industria de la música pretendía vender a Nirvana como una banda irreverente, transgresora, lo eran, lo fueron, eran perfectos para lo que querían vender como Grunge.

Los hijos bastardos de la generación X tuvieron a finales del siglo veinte uno de los movimientos emblemáticos que fue más allá de la música, dejando una gran influencia en la cultura en general, incluso con mucha participación social y política.

La industria de la música exploto hasta donde pudo este movimiento, un tanto ficticio, un tano real y de lo cual cada uno tiene su opinión, para algunos fue algo bueno, para otros fue malo, para mi revisando la historia de las últimas décadas de la música, es algo que hasta el fallido intento de convertir al Numetal en la nueva revolución musical. A treinta años de la explosión del Grunge, ver a los supervivientes continuar haciendo música, yéndose de gira, creando, me parece que es más que suficiente para sentir que no todo está perdido.

El grunge fue la última revolución musical masivamente hablando, por supuesto que más allá de los reflectores hay mucho más, pero nada con tanta fuerza mediática. Este fue el ultimo gran momento de la industria de la música, de los grandes sellos, el derroche y la vida de rockstar. No hubo más aunque lo intentaron y lo siguen intentando sin resultados óptimos. Aunque lejos del mainstream los voces disidentes y transgresoras se mantiene vivas.

Los hijos bastardos de la generación X tuvieron a finales del siglo veinte uno de los movimientos emblemáticos que fue más allá de la música, dejando una gran influencia en la cultura en general, incluso con mucha participación social y política. La industria trato de aprovechar para si los años de hartazgo, de desesperanza, crecimos con eso, incluso se mantiene a la fecha. Es por eso por lo que muchos de los sobrevivientes se mantienen, aunque el término acuñado en los noventa solo sea una nostalgia histórica. Se mantiene por que lo que se dio era más allá de la industria, no era para ellos, no era de ellos. Pearl Jam lo dejo claro en 1994, en su tercer disco, el más experimental de todos, donde incluyeron su manifiesto anti-grunge +

Desde la rebelión contra Elisyum

Septiembre 2021


Jorge Tadeo Vargas: escritor, ensayista, activista, anarquista pero sobre todo panadero casero. 

 

 

 

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